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14/8/17

14 DE AGOSTO, 1958

Gladys nunca se sentía bien. Le era difícil caminar y concentrarse. Había perdido el entusiasmo por la vida. Poco a poco había ido perdiendo a Elvis, y reemplazaba esa soledad con el alcohol y pastillas para adelgazar.

El viernes 8, Elvis interrumpió su adiestramiento militar y acompañó a Gladys a la estación de Kileen, Texas, para que volviera a Graceland y a su médico de cabecera. Se le diagnosticó hepatitis, y fue internada inmediatamente en el Hospital Metodista de Memphis.

A los 3 días, Elvis fue llamado de urgencia.

Pidió y obtuvo una licencia, tomando un avión que llegó en la noche del martes 12 a Memphis, donde se turnó con Vernon para estar al lado de Gladys.

El miércoles 13, Elvis, exhausto, se retiró a descansar a Graceland.
A las 3 de la mañana del jueves, Vernon estaba en el hospital cuando llegó el desenlace.

El 14 de Agosto de 1958 se produjo la catástrofe más grande en la vida de Elvis, y de la que nunca se recuperaría. La muerte de su madre, Gladys Love Smith Presley.

Elvis llegó al hospital en unos pocos minutos y se arrodilló frente a la cama, estaba destrozado, desconsolado. Tocaba el cuerpo de su madre una y otra vez hasta que los empleados del hospital tuvieron que pedirle que se contuviera hasta que llegara el coche fúnebre...

Elvis: "…ella era la razón de mi vida, siempre fue mi chica favorita, cuando mamá se sentía mal, nos desvivíamos para aliviarla... ahora se ha acabado"...

Por la noche Elvis no dejaba de hablar del cuerpo, y decía que no iba a dejar que nadie se lo llevara. Lo convencieron de que debía dejar que su madre se fuera. Llegado a ese punto, el Coronel se deshizo de todos los rezagados y el Dr. Clarke le administró un sedante a Elvis. El servicio de la Funeraria de Memphis fué a buscar el cuerpo mientras Elvis dormía.

Durante el funeral, los Blackwood Brothers, el cuarteto Gospel preferido de Gladys, empezaron a cantar. Cuando el servicio empezó, casi trescientas mil personas habían visto el cuerpo y afuera había 65 policías para controlar la multitud. La capilla se llenó completamente, en el vestíbulo de 300 personas. Elvis estuvo por desmayarse varias veces y no hacía más que llorar.

Cuando terminó el servicio y la gente que les había dado el pésame ya había salido, Elvis se inclinó sobre el ataúd y susurró: "…mamá, daría cada centavo que tengo y volvería a cavar zanjas sólo para volver a tenerte entre nosotros". Elvis lloraba histéricamente.

En el cementerio Elvis mantuvo la compostura un poco mejor hasta que, hacia el final de la ceremonia, estalló en lágrimas incontrolables y se inclinó sobre el ataúd llorando: "Adiós querida mamá, adiós. Te quiero tanto, sabes que he vivido toda mi vida por ti". Cuatro amigos lo arrastraron hasta la limusina: "Dios mio! todo lo que tenía se ha ido!" gritaba.

Luego de esta pérdida él tuvo que volver al servicio militar en Alemania y durante el resto de su corta y depresiva vida tuvo que seguir porque muchos dependían de él y además él ayudaba a muchos cada día de diversas formas y el dinero lo ayudaba aún más, él no quería el dinero para él, lo quería para los demás.

Impetuosidad e impulsividad eran parte de la personalidad de Gladys. No entendía de moderación o medias tintas. Ni siquiera sabía como preservarse ella misma. Refiriéndose a su casamiento, decía Gladys: …nos escapamos como unos chiquillos…”. Y así era. Ella no se sentía como una mujer de 21 años, sino como una niña.

Y ése es un rasgo que Elvis heredaría.
Fuente: CLAUDIA LEÓN / ELVIS PRESLEY – El Hijo de América